Une nouvelle monadologie: la philosophie de Michel Henry

Michel Henry, el filósofo de Montpellier, es uno de los pensadores más auténticos y destacados de la Francia contemporánea, aunque se halla fuera de las corrientes de la moda. Su reciente e importante obra sobre Marx ha despertado la atención y la discusión. Pero nuestra exposición se ciñe casi escl...

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Bibliographic Details
Main Author: Tilliette, Xavier 1921-2018 (Author)
Format: Electronic Article
Language:French
Check availability: HBZ Gateway
Fernleihe:Fernleihe für die Fachinformationsdienste
Published: Ed. Pontificia Univ. Gregoriana 1980
In: Gregorianum
Year: 1980, Volume: 61, Issue: 4, Pages: 633-651
Online Access: Volltext (lizenzpflichtig)
Parallel Edition:Non-electronic
Description
Summary:Michel Henry, el filósofo de Montpellier, es uno de los pensadores más auténticos y destacados de la Francia contemporánea, aunque se halla fuera de las corrientes de la moda. Su reciente e importante obra sobre Marx ha despertado la atención y la discusión. Pero nuestra exposición se ciñe casi esclusivamente al gran libro del 1963, La esencia de la manifestación, en el cual Michel Henry ha desarrollado su pensamiento, dando muestras de su rigor y originalidad. Está articulada según el versículo de San Juan, con diversa puntuación: « Yo soy: el camino, la verdad, y la vida ». De hecho el proyecto de Michel Henry consiste en elaborar una ontología del Ego o de la subjetividad. Hasta la fecha las llamadas filosofías de la subjetividad, de Hegel a Heidegger, han echado a perder la subjetividad, ya que recaen (el idealismo) en un « monismo ontológico » y dejan escapar (Fenomenología, filosofía de la conciencia) al Ego en la propia trascendencia. Al revés Michel Henry se esfuerza por alcanzar, mediante la ontología fenomenológica, y con una insistencia machacona, el absoluto subjetivo, la subjetividad absoluta, pura y monádica. Para llegar a ella, se ofrece, pisando las huellas de Maine de Biran, la via (el método) breve del « cuerpo subjetivo ». M. Henry la sigue en el libro paralelo Filosofía y Fenomenología del cuerpo, más asequible que el otro. El cuerpo, pues, es el lugar y el tipo de una subjetividad irreductible; el cuerpo entero es subjetivo, el cuerpo es enteramente subjetivo. Pero la via larga, crítica, del vagar de las filosofías modernas no puede ser descuidada, no hay atajo, puesto que, de un fracaso a otro, se desvela la verdad del ser del Ego. Aquí el proyecto de una ontología fenomenológica cobra todo su sentido. El ser debe poder enseñarse en su verdad. ¿Cuál es ese ser autorrevelador que se delata y es su fenómeno? El ser, cuya esencia es el manifestarse y, por consiguiente, manifiesta la esencia, es el Ego. El ser Yo, el ser del Yo, es para sí mismo la propia luz, y esa luz es una llama viva, llama de vida. Queda, pues, por nombrar la esencia buscada a duras penas y por fin encontrada: esto es la afectividad, sacada así de un largo olvido filosófico, desconocida aún por Biran. Por el lado de la autoafición ella se revela como el absoluto puro, inobjetivable, de la subjetividad, una interioridad que no debe nada a las obras de la trascendencia. Ahora bien, la afectividad es la esencia de la vida, toda la búsqueda de M. Henry desemboca en la « cuestión abismal » de la vida. El comentario proporciona un esbozo de aquella vida espiritual, joanea, eckhartiana, pasión del Absoluto, revelándose al corazón análogo. No es forzar los textos discernir en ellos la filigrana de Cristo. Después de sugerir las implicaciones éticas y religiosas la exposición plantea algunos interrogantes.
Contains:Enthalten in: Gregorianum